
A través del gran blog
La huella digital que os animo a todos a visitar, me enterado de que el último número de The Atlantic trae un excelente ensayo de Andrew Sullivan que resume de manera inmejorable muchas de las cosas que los bloggers siempre queremos decir. En un texto titulado
¿Por qué blogueo? , el autor nos revela cuáles son sus principales virtudes y problemáticas.
La traducción es de Juan Carlos Castillón y son 15 páginas,que intento resumir en este post para todos aquellos que no disponeis de tiempo,pero si podeis leerlo,de verdad que vale la pena. Espero no se os haga muy pesado mi resumen.
[...] "La palabra blog es la conjunción de dos palabras: web y log (cuaderno de bitácora). Contiene en sus cuatro letras una autodescripción concisa y ajustada: es una bitácora de pensamientos y escritura colocada públicamente en la World Wide Web. En la jerga monosilábica del Internet, Web log pronto se convirtió en la palabra blog.
Esta forma de autopublicación instantánea y global, hecha posible por una tecnología ampliamente disponible desde hace más o menos una década, no permite una edición retroactiva (aparte de corregir errores tipográficos mínimos o pequeños fallos) y excluye del acto de escritura cualquier revisión considerable o larga.
Es la expresión espontánea de un pensamiento instantáneo, que no permanece más allá de lo efímero del periodismo diario. Tiene que rendir cuentas de forma inmediata e inevitable a lectores y a otros bloggers, y se conecta a través del hipertexto con referencias y fuentes que lo multiplican. Al contrario que cualquier simple muestra del periodismo escrito, sus límites son extremadamente porosos y su verdad inherentemente transitoria. Las consecuencias de esto respecto al acto de escribir todavía se están asumiendo.
Cualquiera que haya blogueado sus pensamientos durante largo tiempo reconocerá este mundo. Nosotros los bloggers tenemos pocas oportunidades de espigar nuestros pensamientos y de esperar hasta que los sucesos se asienten y emerja un modelo claro. Blogueamos ahora, mientras las noticias nos llegan y los hechos aparecen. Esto es parcialmente cierto para todo tipo de periodismo, que es, como su etimología sugiere, una escritura diaria, siempre sujeta a revisiones subsecuentes. Y un buen columnista irá ajustando su posición, juicio, e incluso su lealtad política a lo largo del tiempo, en dependencia de los sucesos. Pero un blog no es tanto escribir diariamente como escribir cada hora. Y con ese nivel de temporalidad, la provisionalidad de cada palabra es cada vez más ajustada –y el riesgo de error o la excitación de la presciencia mucho mayor.
Ningún columnista, reportero o novelista tendrá nunca sus cambios instantáneos o sus pequeñas y constantes contradicciones tan implacablemente expuestos como un blogger. Un columnista puede ignorar o evitar un tema menos visiblemente que un blogger, que coloca sus pensamientos en píxeles varias veces al día. Un reportero puede esperar –debe esperar– hasta que cada fuente haya sido confirmada. Un novelista puede pasar meses o años antes de comunicar sus palabras al mundo. Para los bloggers, el plazo de entrega es siempre ahora. Bloguear, en consecuencia, es a la escritura lo que los deportes extremos son al atletismo: algo más libre, más propenso al accidente, menos formal, más vivo. Es, en muchos sentidos, escribir en voz alta.
Acabas escribiendo sobre ti mismo, dado que eres un punto relativamente fijo en constante interacción con las ideas y los hechos del mundo exterior. Y en ese sentido, la forma histórica más cercana a los blogs es el diario. Pero con esta diferencia: el diario es casi siempre un asunto privado. Su cruda honestidad, su dedicación a marcar la vida a medida que sucede y a recordar la vida tal y como era, lo convierte en una bitácora terrestre. Pocos diarios están pensados para ser leídos por otros, desde luego, de la misma manera que la correspondencia –que suele serlo sólo póstumamente, o como una forma de compilar hechos para un acercamiento autobiográfico más completo. Pero un blog, al contrario que un diario, es instantáneamente público. Transforma la más personal y retrospectiva de las formas en algo dolorosamente público e inmediato. Combina el género confesional con la forma de la bitácora y expone al autor de una forma en que ningún autor había sido expuesto anteriormente.
A los pocos días de usar la forma, ya estaba enganchado. La simple experiencia de ser capaz de comunicar directamente mis propias palabras a los lectores era una estimulante liberación literaria. En comparación, bloguear –incluso para una audiencia de unos pocos cientos de personas– era intoxicadoramente libre. Como tomar un narcótico.
Era obvio desde un principio que se trataba de algo revolucionario. Desde la aparición de la imprenta, cada escritor ha deseado una manera de publicarse a sí mismo y alcanzar –instantáneamente– a cualquier lector sobre la tierra
Por desgracia, como pronto descubrí, esta súbita libertad llegada desde lo alto fue inmediatamente remplazada por una insurrección desde abajo. A los pocos minutos de colocar yo algo, incluso en los primeros días, los lectores respondían.Y es así como el blogueo encontró su propia respuesta frente al defensivo contraataque del periodismo establecido. Ante las acusaciones de falta de inexactitud y falta de profesionalidad, los bloggers podían señalar el salvaje e inmediato escrutinio de sus lectores. Desde luego, un blogger puede ignorar un error o simplemente negarse a reconocer sus fallos. Pero si persiste, será arrasado por sus competidores, asaltado por los comentaristas y abandonado por los lectores Esta atmósfera inevitablemente estará conformada por la personalidad del blogger.
La blogosfera puede en realidad, ser la última forma velada del foro en que un escritor se atreve a expresarse. Incluso el más cuidadoso y consciente de los bloggers puede revelar más de lo que quiere sobre sí mismo con algunas frases imprudentes, publicadas antes de que tenga el buen sentido de apretar Borrar. El sabio terror que paraliza a un escritor –el miedo a estar expuesto, deshecho, humillado– no está al alcance del blogger. No puedes bloquearte como blogger. Tienes que expresarte ahora, mientras tu carácter explota, mientras tu humor dura. Puedes tratar de esconderte del escrutinio real, y la exposición que ello demanda, pero resulta duro. Y eso es lo que hace del blogueo una forma propia: es rica en personalidad. La falsa intimidad de la experiencia web, la cercanía del email y los mensajes instantáneos rezuman a través de ella. Sientes como si supieras cómo viven los bloggers, experimentan las mismas cosas que experimentas, y comparten el momento.
Un blog exitoso, en consecuencia, debe estar balanceado entre la opinión de quien lo escribe y la de los demás respecto al mundo.Hay veces, de hecho, que un blogger se siente menos como un editor que como un pinchadiscos en línea, mezclando canciones y generando nuevas melodías a través de las mezclas mientras al mismo tiempo hace su propia música. Es a la vez artista y productor –y el ritmo nunca se detiene." [...]
No se a vosotros, pero a mi me ha parecido una descripción perfecta de lo que es y significa un blog para cualquier bloguer. Nunca antes había leído algo que reflejara tanto mis pensamientos y sentimientos respecto a un blog sin haberlo escrito yo, es como si me hubieran leído el pensamiento, de algo que yo tenía en el subconsciente y no sabía o podía escribir con palabras.